Aunque el término "globalización" está muy de moda, mucha gente no sabe de qué se trata. Y los que sí saben no logran llegar a un acuerdo para dar con una sola definición. Se entiende, sin embargo, que es un proceso multidimensional, no solo económico, sino también cultural, político y social que tiene como expresión más determinante la interdependencia de los mercados, permitida por las nuevas tecnologías de información y comunicación y favorecida por la liberación de dichos mercados. Además, es un fenómeno donde los acontecimientos se suceden al instante. Definiciones precisas hay muchas. La Real Academia de la Lengua dice que es "la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales".
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional la define como "el proceso de acelerada integración mundial de la economía, a través de la producción, el comercio, los flujos financieros, la difusión tecnológica, las redes de información y las corrientes culturales". Si bien se reconoce a la globalización como un fenómeno que emerge a fines del siglo XX, tiene raíces que llegan hasta el siglo XVI con el establecimiento de redes comerciales a nivel mundial entre los imperios y sus colonias. La diferencia de esta "mundialización" con la globalización es que la última es una unidad que funciona en tiempo real a escala planetaria gracias a las redes de comunicación electrónica. Algunos ven la globalización como una consecuencia del capitalismo, el descubrimiento de vías comerciales en todas partes del mundo, la Revolución Industrial, la formación de la Unión Europea y el fin de la Guerra Fría.
La globalización ha sido entendida en Chile como un proceso de liberalización total del movimiento de capitales, bienes y servicios. Desde mediados de la década de los 70 se ha adoptado un modelo de desarrollo basado en la competencia donde se pretende que la actividad económica de los pueblos sea regulada por los mercados. Este proceso continúa profundizándose con la firma de los últimos tratados de libre comercio firmados por Chile, en los cuales no sólo los bienes materiales son objeto de libre comercio, sino también los servicios, incluyendo los públicos, como compras públicas, licitaciones e inversiones.
Gracias a las exportaciones impulsadas por las relaciones comerciales con el extranjero, Chile exhibe los mejores índices macroeconómicos de una región fundamentalmente estancada como es el caso de América Latina y se destaca por un dinamismo económico que en muchos aspectos lo ubica entre los punteros globales del desarrollo. El ingreso per cápita de los chilenos se ha duplicado entre 1980-82 y 2000-02, incluso ha ganado terreno frente a los Estados Unidos. Este progreso se refleja también en los grandes avances sociales de Chile, que hoy muestra índices notables en materias tan importantes como mortalidad infantil y desnutrición. Lo mismo puede decirse respecto de la disminución de la pobreza: según cifras de Mideplan, a comienzos de la década de los 90 el índice de pobreza alcanzaba a un 45 por ciento de la población, y ha disminuido a menos de un veinte por ciento. No obstante estos logros, Chile presenta, según cifras del Banco Mundial, la peor distribución del ingreso en América Latina y está considerado entre los diez países con mayor desigualdad del mundo, aunque expertos atribuyen este problema no tanto a la globalización en sí, sino a la mentalidad chilena, se considera un problema histórico.
El proceso de transición demográfica hacia el envejecimiento de la población de Chile está generando, indudablemente, un impacto considerable en la sociedad. La información estadística nos permite observar y analizar esta realidad con datos más precisos, lo que facilita la toma de decisiones públicas y privadas que permite implementar nuevos programas y líneas de acción, disminución en la tasa de fecundidad, que alcanza solo el 1.9 hijos por mujer en edad fértil. Nadie pone en duda que los avances tecnológicos, crean cambios en las culturas, en este caso habría un gran cambio social en Chile, el aumento de tarjetas de crédito y préstamos bancarios supera cada día más de 1 millón de tarjetas a 7 millones, en los últimos 13 años antes se podía distinguir con precisión el nivel social de los chilenos, aumentando el consumismo en el país.
En la cultura se aprecian cambios notorios ya que antes se veía un país conservador y con la globalización muchas cosas cambiaron totales como la forma de pensar de los jóvenes como la del mismo gobierno, temas que antes estaban fuera de debate ahora se discuten. A la aprobada ley de divorcio en el 2004 después de ser tramitada por diez años. y en los jóvenes la ajena participación en la sociedad. Ello se expresa en su baja participación en las elecciones y en la política.
El desarrollo de chile es aceptable pero comparado con otros países es bajo, esto se ve en las capacidades intelectuales del país ya que otros están sobre nosotros, además en chile existen muy pocos investigadores en ciencia y tecnologías, mientras chile tiene un 2.78 investigadores, Estados Unidos tiene 13.94 y España 8.7 además tenemos un fuerte decadencia en el idioma ingles solo un 2 por ciento de la población mayor de 15 años tiene un dominio avanzado de este idioma.
Chile al estar bien catalogado en la penetración en la tecnología a nivel mundial, aun se encuentra bastante rezagado en cuanto al acceso de tecnología pero el mayor problema no está en el uso de tecnología sino en la creación de ello. En esto influye la baja inversión en investigación y desarrollo ya que mientras chile destina un 0,68 por ciento del PIB nacional en ello.
Que a pesar de la disminución de la pobreza igual se muestra una diferencia entre la educación pública y privada a esto se le suma demás la desigualdad al acceso de la tecnología de la comunicación y la información lo que se denomina brecha digital.
Finalmente, la globalización da pie para una interesante discusión acerca de la identidad nacional, tema en el cual no existe acuerdo, sino más bien muchas opiniones diferentes. Según la postura que se adopte a este respecto será la visión que se tenga de los efectos culturales de la globalización. Actualmente la sociedad se encuentra en una doble tensión: por una parte, se abre a una realidad que es cada vez más transnacional o propiamente global; por otra, subsisten y resurgen los nacionalismos, etnicismos, fundamentalismos e identidades en distintas partes del mundo. En este sentido, la globalización en el ámbito cultural no deja de tener entusiastas defensores y temerosos retractores, ya que para los primeros esta instancia es la que permite el enriquecimiento en la difusión de las ideas y los valores universales, mientras los segundos ven en la globalización la pérdida de lo nacional, de la identidad cultural.
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